martes, 13 de enero de 2009

GOD (Grandes obras de)

No hay mal que por bien no venga y año de nieves año de bienes:

Durante el obligado encierro nival estuve leyendo los Cuentos de Leopoldo, (Alias "Clarín", como dice D.) y disfrutando de uno de los mayores placeres lectores de los últimos tiempos. Resulta que del autor de la Regenta sólo había leído "¡Adiós Cordera!" y encuentro ahora por casualidad un tesoro insospechado. Este hombre maneja el sarcasmo como pocos, desprende un aliento protector que enternece y dibuja con una claridad deslumbrante la podredumbre del mundo a través de precisos y vívidos personajes (no siempre humanos). He disfrutado a más no poder, especialmente con "Dos sabios". Es un escritor de cuentos como la copa de un pino, y yo perdiéndomelo.
A veces uno tiene que olvidarse del aburrimiento novedoso de las librerías y revisar sus anaqueles.


El domingo subimos al Sotillo para ver desde allí el panorama de los Campos de Castilla, nevados, yermos; mar de blanco y luz.


La nieve y la poesía son la misma cosa. Cubren de hermosura hasta lo más feo.


Hicimos trescientas mil fotos:

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Al fondo, el Pico Ocejón, que a ver quién es el valiente que sube ahora.
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Por la vieja carretera, al fondo Guadarrama y Navacerrada.

8 comentarios:

samsa777 dijo...

¡Planes envidiables!

Sí, Clarín debe ser recordado más allá de La Regenta: la mejor novela en castellano de la historia (toma esta, epatando como ni Grande se atrevería a hacer jejejej) no fue una casualidad. A veces nos dejamos llevar sólo por las novedades, sin duda.

¿Y qué tal la nevada de hoy? Más sosa, supongo... pero más cómoda, estoy seguro.

¡Besos!

Julio Castelló dijo...

Comparto el entusiasmo 'general' por el Clarín de La Regenta y de los cuentos. LITERATURA con mayúsculas.
Tomo del estante mi preciosa edición de 1919 de El señor y lo demás son cuentos y releo: "Violeta Pagés, hija de un librepensador catalán, opulento industrial, se educó, si aquello fue educarse, hasta los quince años, como el diablo quiso, y de los quince años en adelante como quiso ella. Anduvo por muchos colegios extranjeros, aprendió muchas lenguas vivas, en todas las cuales sabía expresar correctamente las herejías de su señor padre, dogmas en casa. Sabía más que un bachiller y menos que una joven recatada."
Así arranca El centauro, uno de tantos magistrales relatos hechos para eternal deleite, si la eternidad fuera posible.
Por supuesto, también de mis preferidos, Dos sabios; o El viejo verde; o Doña Berta... Tantos...
Con esa capacidad de don Leopoldo de bailar entre el más crudo realismo y el romanticismo más idealista. Puro genio.
"A la naturaleza hay que saber amarla como los amantes verdaderos aman, a pesar del desdén. Adorar el ídolo, adorar la piedra, lo que no siente ni puede corresponder, es la adoración suprema. El mejor creyente es el que sigue postrado ante el ara sin dios".
No hay más.
Gracias, Amparo, por traérnoslo.
(Y sí, buen ojo, celaje arrebatado de ayer lunes.)

Amparo dijo...

Julio: pedazo de comentario; supera con mucho mi entrada, casi estoy por copiarlo y pegarlo en lugar de ella! Una edición de 1919, menudo lujazo, quien pudiera poner ahí los ojos, los cuentos deben de resplandecer.

Samsa: jajajiji, Grande seguro que lo habría dicho de otro modo, pero me da que ÉL elegiría otra. La nevada, Lánguida, indescriptible, y hoy, encima: niebla; una niebla intensa que viene a emborronarlo todo. Esto no parece el mundo de lo real!

antonio teruel dijo...

a mí, Hartzenbusch

Amparo dijo...

teruel: no me digas!!!, esta Navidad me he entrenado con las fábulas.
En las ciudades pequeñas, ya se sabe.

Anónimo dijo...

a cualquier cosa llamais nevar

Beíta dijo...

Yo fui al Sotillo de cumpleaños en Junio... ¡qué vistas y qué chulooo es!
Y el Ocejón, a ver si el tiempo está mejor, que me dijo una amiga que se podía subir :)

(con el hielo de allí, de mi Escuela de Magisterio casi me doy una culada..........)
Un besooo

Amparo dijo...

Sí, sí, subir, jeejje, no sé cómo. ¿Damián?: desde luego, cuatro copos.