domingo, 26 de abril de 2009

ANÉCDOTA

Una vez, durante una cena, escuché a un poeta (a quien yo no conocía, pero al parecer era un famoso poeta) hablar de otro “de segunda fila”. Era la primera vez que oía eso de la segunda fila, segundo orden, secundario, tan común (al parecer) entre los del género.
Me imagine una fila de hombres (sobre todo) elegantes, fuertes, bien equipados, en apretada formación e inmediatamente detrás a otros (hombres también), los de la segunda fila, intentando hacer algo para asomar al menos una parte de sí mismos a ese escaparate de figuras, quizá esperando que alguna ráfaga, alguna muerte o algún despiste les permitiera un sitio allá.
De hecho, a los de la primera fila se les veía cansados, aguantando el peso de los cuerpos de la segunda fila. Sonreían amablemente a pesar del sufrimiento.
Pero no me quedé ahí. En mi convencimiento de que todo es infinito, detrás vi otra fila y otra y otra más, formando una marea de gente leyéndose poemas entre sí. Y más allá, otra fila de eternos alumnos; y más allá otra de buenos estudiantes y redactores; y más lejos, al fondo del fondo, la gente normal que construye de vez en cuando algún verso sin saberlo.
Por ejemplo, ayer la enfermera dijo: vapor para su seno.
Imagino también una primera fila de ingenieros de telecomunicaciones. Y yo con mi destornillador.


Cuánta apretura y qué agobio.

Fin de mi anécdota.




Foto: muchedumbre de botas de fútbol en mi sótano.


LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE

Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia

Hay la espera de mí mismo

Y esta espera es otro modo de presencia

La espera de mi retorno

Yo estoy en otros objetos

Ando en viaje dando un poco de mi vida

A ciertos árboles y a ciertas piedras

Que me han esperado muchos años

Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy

Estoy ausente y estoy presente en estado de espera

Ellos querrían mi lenguaje para expresarse

Y yo querría el de ellos para expresarlos

He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable

Me voy adentrando en estas plantas

Voy dejando mis ropas

Se me van cayendo las carnes

Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas

Me estoy haciendo árbol

Cuántas cosas me he ido convirtiendo en otras cosas...

Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación

Hay que guardar silencio Esperar en silencio.


Vicente Huidobro, Últimos poemas, 1948

domingo, 19 de abril de 2009

DICE ANA

Dice Anaís que el tiempo es un árbol que no deja de crecer.
Y yo añado que toca con sus ramas las ramas de otras especies
y enferma con ellas.

También dice Ana que dos meses son dos gotas.
Y yo pregunto: ¿de agua de vino de perfume
de humedad?

Formular un poema es detenerse. Así que aquí el tiempo no es el tiempo
y, como dice Ana, el ahora es eterno.


Ana: escribe más.




El jueves pasado estuve en la presentación de "De la vida y otros viajes", libro de relatos que acaban de publicar un grupo de antiguos compañeros de Taller. En la foto, un momento del evento. A la derecha, Candela Duel, que fue nuestra profesora y a quien tanto debemos. Escribe ahora un libro sobre Mitos. Candela: escribe más.

lunes, 13 de abril de 2009

PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

No hay modo de representar la realidad;desde el momento en que se observa, se modifica.
Quizá sólo podemos participar de su Idea.
Viva Platón.


jueves, 2 de abril de 2009

Autismo

Como hoy es el día Mundial del autismo, dejo aquí un corto que me encantó:
"Mi hermanito de la luna"

Y nada más.