viernes, 16 de abril de 2010

Expurgación


Sé que hay un pequeño almacén en algunas bibliotecas con libros que ya nadie lee y que ofrecen para que quien quiera se los lleve a su casa para siempre.

Cuando leí la lista de libros de expurgo, que así se llama la clasificación, sabía que iba a quedarme con alguno; como aquel que visita un orfanato y siente sobre sí la mirada inocente de todos los abandonados.

El proceso de adopción fue rápido. Me llevé: "Yo estoy bien, tú estás bien", de Harris, más que nada por añoranza. En mis tiempos de universitaria era obligatorio leerlo y, durante unos años, difícil encontrarlo.

Me lo entregaron tal y como esperaba: de amarillo interior, con falsas tapas de cartoné rojas y una tarjetita delante con los lectores que, durante los años ochenta lo habían leído. Muy pocos, la verdad, y muy de tarde en tarde. Sobre esa tarjeta habían puesto mi nombre.

Aquí está, revolucionando la estantería y a punto de provocar una insurrección.
.


9 comentarios:

samsa777 dijo...

A mí también es un fenómeno que me apasiona: de pronto, se deshacen de libros fabulosos, o de libros que han ganado encanto al ajarse con el tiempo, en paralelo a nosotros. Y sí, en efecto, la tarjeta de préstamos es todo un laberinto; y no digamos la (irrespetuosa o no) marginalia, si la tiene. O los objetos entreverados: estampitas, catálogos, hojas de apuntes, números de teléfono.

Y cuando uno se lo lleva a casa (descontando la bronca del consorte ahíto de libros) no deja de mirarlo, de observar su sello casi ominoso... y se transforma en un zahír tan potente como un buen volumen antiguo rescatado de las garras de algún zaratústrico librero.

Hay en todo esto orgullo arqueológico, por supuesto. Sobre todo, de arqueología del pasado propio, en espejo con el del libro.

Me ha encantado la entrada.

Un beso

Filoabpuerto dijo...

Sería fabuloso conocer lo que "piensan" los libros de sus lectores.

Algunos nos dirían que añoran aquellas dedos cuyas yemas acariciaban sus hojas, otros que se sentían intimidados ante aquella mirada inquisitiva...
Estoy segura de que tu libro "adoptado" está feliz de "regresar a casa"

Un abrazote, hoy me "tocaste", Amparo !

rubén dijo...

¿Libros de expurgo? ¡Qué buena idea! ¡Voy a hacer una lista y la voy a poner en la puerta de mi casa!

Beíta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Beíta dijo...

Me encantan sobre todo las revistas raras que tienen que ver con Latinoamérica...
Siempre me acabo llevando algo, aunque sea lo más raro del universo.
¡Disfruta de la revolución que hay en tu estantería!
jejeje
:*

Anónimo dijo...

¿Son aceptables los comentarios de Blogs colectivos?, ¿acaso no compromete al grupo al que representan?, ¿no facilita Blogger las suficientes herramientas para no ocultarse tras una cortina en la que el interlocutor se diluye sin dar la cara?, ¿cual es el problema de hablar en primera persona?, pregunto ¿es moralmente aceptable ocultarse y utilizar un blog coral hablando en nombre propio?.

Enrique Sabaté dijo...

Definitivamente adoro los libros viejos. Revuelvo al igual que tú en cualquier montón y no digamos si tienen alguna dedicatoria o alguna irredenta glosa. Somos montoneros, tendencia chamarilera. Sindrome de Diógenes libresco.

Un abrazo.

veridiana dijo...

¡ Qué bonita presentación!

También a mí me encantan los libros de épocas anteriores.¿y los que tienen las "tapas" de pergamino...?

Un beso

Amparo dijo...

Gracias a todos, me han encantado vuestros comentarios, y me alegro de no ser la única que tiembla. Otro día hablaré de mi apego a los diccionarios.