domingo, 10 de abril de 2011

Cheever y yo, de rojo.

Acabo de terminar los Diarios de John Cheever. El esplendor de su prosa unido al ruido de sus tripas.
Una página de buena prosa es aquella donde uno puede oír la lluvia, dice, y, desde luego los Diarios son quinientas páginas de buena prosa donde uno puede oír todo, hasta el más breve quejido de su corazón.
Confirmado: un hombre no se deja perseguir fácilmente por él mismo, sea la vida lo larga que sea.
Otra cosa:
En un programa sobre Cosmopoética, descubro a un poeta nuevo: Fabián Casas. Busco algo suyo. Me parece poco formal pero muy expresivo. Una muestra:

Sin llaves y a oscuras

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.


de "El salmón"

7 comentarios:

nes dijo...

i only say:
http://www.youtube.com/watch?v=fDTR9BuUtLo&feature=player_embedded

leo dijo...

Me ha gustado mucho el poema.
Y me muero por leer el libro de Cheever. No me dan los días, pardiez.
:-)

Enrique Sabaté dijo...

Te voy a imitar y leeré.

mmmm dijo...

Inés, estáis estupendos, a ver si tenéis suerte en la final.

Truck dijo...

¡Qué casualidad! yo lo leí (a Casas) en "cuerpo plural", y creo que fue el que más me gustó de la antología... sin el creo: el que más.

Enrique Sabaté dijo...

Voy a leer, digo, es que uno siempre tiene la sensación de no haber leido lo suficiente, ni siquiera la mitad de lo suficiente.

Un abrazo.

redwithpurple dijo...

Me gusta eso, y las uñas rojas
jeje
¡Un beso!