domingo, 22 de octubre de 2017

BICHOCALIPSIS

Atentos a este enlace que habla de la desaparición de los insectos, especialmente los voladores, incluso en zonas protegidas. La causa es misteriosa para la ciencia, porque la pérdida es brutal y tiene desconcertados a los investigadores. A mí se me ocurre que, tal vez, tengan nuevos depredadores (que no sospechamos) y que, a falta de alimento habitual, se hayan decidido por los nutritivos insectos. O, quizá, la industria conservera esté esquilmando nuestros campos por el auge de la comida exótica.
Habrá que recibir con alegría a las moscas, a los escarabajos de alas transparentes, a las langostas, como si fueran el mayor de los tesoros, como siempre que algo escasea. Puede que así dejemos de tenerles miedo.
Creo que esta pérdida puede ser el hilo que se desprende de la madeja y que terminará por deshacerla.
Nos vamos quedando solos.
Esta mañana, en el patio, abeja sobre rosa:

PARA CAZAR INSECTOS Y ADEREZARLOS...
(Marosa di Giorgio)
Para cazar insectos y aderezarlos, mi abuela era especial.
Les mantenía la vida por mayor deleite y mayor asombro de los clientes o convidados.
A la noche, íbamos a las mesitas del jardín con platitos y saleros.
En torno, estaban los rosales; las rosas únicas, inmóviles y nevadas.
Se oía el run run de los insectos, debidamente atados y mareados.
Los clientes llegaban como escondiéndose.
Algunos pedían luciérnagas, que era lo más caro. Aquellas luces. Otros,
Mariposas gruesas, color crema, con una hoja de menta y un minúsculo caracolillo.
Y recuerdo cuando servimos a aquella gran mariposa negra, que parecía de terciopelo, que parecía una mujer.

jueves, 12 de octubre de 2017

Más allá de Plutón

Haumea es uno de esos planetas enanos que merodean más allá de Plutón. Es ovalado y tiene un anillo como los de Saturno. Su lejanía y su escaso brillo hacen difícil la observación. Una manera de hacerlo es seguirlo justo cuando pasa por delante de una estrella, eclipsando parte de su luz.
Las cosas que se intuyen, y que nunca llegan a conocerse bien, producen cierta melancolía.
No estamos acostumbrados, los humanos, a que se nos niegue nada de lo que existe.